lunes, 12 de diciembre de 2011

LAS QUERENCIAS DEL TORO

Estimados, el conocimiento de las querencias, o sea la tendencia del toro a preferir un sitio determinado de la plaza, e ir a parar a él tras cada suerte, es muy antiguo. Ya en la cartilla de "Osuna", se describia una regla entera, la segunda, a la querencia mas constante. Muy importante será para el aficionado decía el tener presente por donde entró el toro, que siempre tendrá a aquella parte más cariño, buscando la salida.. Previene asimismo los riesgos de ejecutar las suertes estando el toro embebido en tal querencia, con razones que hoy todavía son validas.. "En este caso se le ha de dejar que se canse en esto, y que esté en medio de la plaza para hacer con más gusto las suertes, pues como anda a gusto no hace caso de quien le llama, y de lo contrario será peligroso ejecutarla, porque no puede venir al deseo del aficionado".
Asimismo D, Jose Daza, conocía bien las querencias y, da sus instrucciones para la suerte de picar. Aconseja a los picadores que no dejen al toro apoderarse de ningun sitio, por ser peligrosas entonces sus arrancadas, pero sobre todo se ocupa de ellas en el capitulo XXXIV, de su libro que versaba sobre "el conocimiento y tino mental que deben de poseer los picadores, para bien manejarse con los toros". En él se encuentran observaciones tan finas como las contenidas en el siguiente párrafo: "Sale el toro de la línea recta de su querencia a buscar al caballo por la oblicua, y con la divergencia pierde la mayor parte del rigor que tiene, y más si lo hace como la bola violentada da un golpe cuesta arriba, que si antes de coronar la cumbre la resiste otro, aunque sea leve, desciende levemente y con facilidad adonde la impelieron. Y si la dirigen por una linea curva, a menos resistencia se decliva y vuelve al centro". Hágase cuenta que el picador es el repelente del descenso de la bola, y se habrá impuesto en la doctrina. Más adelante expresa "otros toros andan suelto por la plaza sin determinar su inclinación a ningún paraje de ella y no pudiendo averiguarles sus conocimientos o querencia ha de perseguirles".
Pepe Hillo es quien sienta las bases del estudio de las querencias con su observación, y previene los riesgos, sacando las consecuencias a lo que en las anteriores artes de torear no es sino embrión informe de previsión razonable. Expresa " Todos los toros, sin excepción, manifiestan inclinación decidida a la puerta por donde entran a la plaza y al toril de donde salen". A esta inclinación llaman querencia natural, pero además existen otras que se llaman casuales y son las que manifiestan a los sitios en que ha habido toros muertos, tierra humeda, movida etc. Esta prevencion es de la atencion de todos los toreros, para no oponerse a las querencias de los toros en los remates o las salidas de las suertes, pues ademas de arriesgarse mucho, lo contrario sería pretender inutilmente combatir el mas poderoso impulso de los toros y proceder contra la prudencia en que se fundan las reglas de torear. Asimismo Pepe Hillo expresa "toda suerte que se haga dejando al toro libre su querencia, además de ser segurisima, es muy lucida y por consiguiente, las que se efectúen sin este requisito serán expuestas y desairadas. Es necesario conocer perfectamente cuáles son las querencias del toro, para dejarselas siempre libres y manifiestas para proporcionarse una mayor seguridad en toda clase de suertes".Hoy en dia estas doctrinas siguen en pie, tanto es así que nadie piensa en arrancar al toro de una querencia por medios distintos de los usuales en la lidia. Si no se logra sacarlo de ella, se arrastran sus inconvenientes en tal terreno y se carga como mérito del lidiador lo deslucido y acaso arriesgado de la faena. Por ultimo el perfecto conocimiento de estas circunstancias de los toros es merito del lidiador, sabiendo utilizarlas para justificar el desaire de una mala faena lidiando contra ellas, a sabiendas de la desgana del toro para acpetar la suerte.

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